Mi esposa y yo vivimos en Valledupar, y cuando se va la luz, cosa que pasa seguido, solemos jugar a cosas tontas para matar el tiempo. Hace poco, descargué plinko casino y le enseñé cómo funcionaba. Al principio me decía que era una bobada, pero ahora ella juega más que yo. Lo más divertido es que apostamos con tareas del hogar: si ella gana, yo cocino; si yo gano, ella lava los platos. Así lo transformamos en un pequeño ritual durante los apagones. Nunca pensé que un jueguito en línea iba a meterse así en nuestra rutina.